“En 1970, John E. Franz, un químico de 40 años de Springfield, Illinois, se encontró con un descubrimiento que cambiaría profundamente la agricultura: una sustancia química que se abre paso entre las hojas de las malezas y llega a sus raíces, matándolas finalmente. Franz vendió la patente del gran avance a su empleador, Monsanto, por 5 dólares. Cuatro años después, Monsanto lanzó Roundup”.
Así comienza el artículo que la revista norteamericana The Nation publicó el 12 de octubre, una investigación imprescindible que resume por qué es tan importante esta demanda colectiva que se inició en Estados Unidos contra Monsanto.