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Monsanto a juicio por ocultar el peligro cancerígeno del Glifosato

En junio, un jardinero de California hará historia al llevar a la compañía a juicio por ocultar, durante décadas, la peligrosidad del Roundup.

                                                                                                            Por Carey Gillam(*)

                                  Traducción y adaptación periodística para lavaca.org, Anabel Pomar

                                                                                      The Guardian 22 de mayo de 2018

 

A la edad de 46 años, DeWayne Johnson, no está preparado para morir. Pero con el cáncer diseminado por la mayoría de su cuerpo, los médicos dicen que probablemente  le queden solo unos meses de vida. Ahora Johnson, esposo y padre de tres hijos en California, espera sobrevivir el tiempo suficiente para que Monsanto sea hallado culpable de sellar su destino.

El 18 de junio, Johnson se convertirá en la primera persona en llevar a juicio a la gigantesca corporación de semillas y químicos, acusándola de ocultar, por décadas, los peligros cancerígenos del Roundup y su caso acaba de recibir un gran respaldo.

La semana pasada, el juez Curtis Karnow emitió una orden despejando el camino para que los miembros del jurado consideren no solo la evidencia científica relacionada con lo que causó el cáncer de Johnson, sino las acusaciones de que Monsanto suprimió deliberadamente pruebas de los riesgos de sus herbicidas. Karnow dictaminó que el juicio puede avanzar y que un jurado considerará posibles daños y perjuicios.

“La correspondencia interna aportada por Johnson en este proceso podría hacer concluir al jurado que Monsanto conoce desde hace tiempo que sus herbicidas a base de glifosato podrían ser carcinogénicos y que ha tratado continuamente de influir en la literatura científica para evitar que esas preocupaciones internas llegaran a la esfera pública y cuestionaran la seguridad de sus productos “, escribió Karnow. “Por lo tanto hay pruebas materiales (de esa conducta) para que el juicio avance”.

El caso de Johnson, presentado en la corte superior del condado de San Francisco en California, es el caso testigo de una lucha legal contra Monsanto. Unos 4.000 demandantes alegan que la exposición al Roundup de Monsanto les causó a ellos y/o a sus seres queridos, linfoma no Hodgkin (NHL). En la cuna de Monsanto, St. Louis, Missouri, otra demanda similar espera llegar a juicio en octubre próximo.

Las demandas cuestionan la aseveración de Monsanto de que sus herbicidas son  seguros y afirman que la compañía ha sabido sobre los peligros de los mismos y los ha ocultado a los reguladores y a los consumidores. Los litigantes citan una variedad de estudios de investigación que indican que el ingrediente activo en los herbicidas de Monsanto, un químico llamado glifosato, puede producir cáncer NHL y otras enfermedades. También citan investigaciones que muestran que las formulaciones de glifosato, presentes en sus productos comerciales finales, son más tóxicas que el glifosato aislado. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificó el glifosato como probable carcinógeno humano en 2015.

Monsanto “defendió datos falsos y atacó estudios legítimos” que revelaron los peligros de sus herbicidas y condujo una “campaña prolongada de desinformación” para convencer a las agencias gubernamentales, agricultores y consumidores de que el Roundup era seguro, señala la demanda de Johnson.

“Esperamos con ansia exponer cómo Monsanto ocultó el riesgo de cáncer y contaminó la ciencia”, dijo Michael Miller, abogado de Johnson. “Monsanto no quiere que la verdad sobre el Roundup y el cáncer se haga pública”.

Monsanto ha negado ferozmente las acusaciones, diciendo que sus productos no causan cáncer. El hallazgo de la IARC fue incorrecto, según Monsanto, al igual que los estudios que encuentran que el glifosato, y los herbicidas basados ​​en glifosato, como Roundup, son potencialmente carcinogénicos. Monsanto señala que los hallazgos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y otras autoridades regulatorias respaldan su defensa y argumentos.

“Los herbicidas a base de glifosato cuentan con el respaldo de una de las bases de datos más extensas – compiladas para un producto herbicida – a nivel mundial sobre los efectos en la salud y el medio ambiente “, declara Monsanto en su sitio web. “Los exhaustivos estudios toxicológicos y ambientales realizados durante los últimos 40 años han demostrado, una y otra vez, el fuerte perfil de seguridad de este herbicida ampliamente utilizado”. Un vocero de la compañía no respondió a una solicitud de comentarios adicionales.

El desarrollo del juicio iniciado por Johnson podría ser un indicador de cómo se procederá con el resto de las demandas. Si la justicia falla a favor de Johnson podría haber muchos años más de litigios costosos y reclamos por daños considerables. Si Monsanto sale airoso, por el contrario, podrían descarrilar otros casos similares que la empresa tiene pendientes en su contra.

Según el expediente judicial, Johnson trabajaba como jardinero en el distrito escolar unificado de Benicia, y en esos predios, desde 2012 hasta al menos finales de 2015, aplicó numerosos herbicidas de Monsanto. Estaba sano y activo antes de que obtuviera el diagnóstico de cáncer en Agosto de 2014. En una declaración testimonial, en enero último, el médico tratante de Johnson indicó que más del 80% de su cuerpo estaba cubierto por lesiones, y que probablemente le quedaban pocos meses de vida. Johnson ha mejorado desde que comenzó un nuevo tratamiento con drogas en noviembre, pero a veces se muestra demasiado débil como para hablar o levantarse de la cama, según afirman sus abogados y médicos ante la justicia.

Los abogados de Monsanto planean presentar pruebas de que otros factores son los causantes del cáncer de Johnson, cuestionar la validez de los estudios científicos en los que se basa su demanda y presentar sus propios expertos e investigaciones respaldando la seguridad del producto. La compañía tiene un borrador de evaluación de riesgo del glifosato de la EPA de su lado, que concluye que el glifosato probablemente no sea cancerígeno.

 

(*) Carey Gillam es periodista y autor, e investigadora de US Right to Know, un grupo de investigación de la industria alimentaria sin fines de lucro.