Los “Papeles de Monsanto” expusieron una relación amistosa oculta entre Kelland y un lobista de Monsanto. Publicado en GMWatch. Traducción por
María Luisa Peralta
La publicación más reciente de los “Papeles de Monsanto” muestra que la empresa está tratando de desacreditar a investigadorxs y organizaciones que no le gustan, como se relata en un documentado artículo del periódico francés Le Monde, escrito por Stéphane Foucart y Stéphane Horel.
El artículo describe que un documento recientemente liberado, visto por Foucart y Horel, muestra que Monsanto le dio información a la periodista de Reuters Kate Kelland, con el propósito de desacreditar a la IARC, la agencia dedicada al cáncer de la Organización Mundial de la Salud. En 2015, la IARC había clasificado al herbicida glifosato como un probable carcinógeno en humanos. Ese veredicto desató la ira de Monsanto y marcó el inicio de un contraataque sin precedentes en el cual la empresa intentó defender a su herbicida más exitoso en ventas.
El documento contiene un correo electrónico en el cual el director global de Monsanto para asuntos externos, Sam Murphey, suministró a Kelland información contra la IARC para su artículo, un artículo en el cual ella no develó que su fuente fuera Monsanto. Aparentemente, Kelland y Murphey tenían una relación amistosa. “Gracias, Kate”, firmado “Sam” al final de su correo electrónico. Como adjunto a ese correo, fechado el 27 de abril de 2017, Murphey le envió a Kelland un documento de seis páginas: un “kit” en el cual cada elemento alimentaba la idea de que la IARC había ignorado deliberadamente datos que podrían haber cambiado su decisión de clasificar al glifosato como probable carcinógeno en humanos.
Estos intercambios entre el influyente operador de Monsanto y la periodista son parte de la reciente publicación de los “Papeles de Monsanto”, documentos internos de la empresa que fueron desclasificados en el contexto de procesos judiciales iniciados en los Estados Unidos por víctimas que atribuyen sus enfermedades (en su mayoría un tipo de cáncer llamado linfoma no-Hodgkin) a la exposición al herbicida glifosato.
Dos meses después, en junio de 2017, Reuters publicó el artículo de Kelland sobre la IARC. En particular, el artículo cuestionaba a Aaron Blair, el científico que lideró el panel sobre glifosato, un investigador emérito del National Cancer Institute [Instituto Nacional del Cáncer]. Kelland sostuvo que, según una declaración jurada, Aaron Blair había ocultado deliberadamente a sus colegas los resultados actualizados de un estudio epidemiológico en el cual él había participado. Esta información actualizada, parte del Estudio sobre Salud y Agricultura (AHS, por sus siglas en inglés), todavía no había sido publicada, de manera que lxs expertxs de la IARC no podían leerla. Según las reglas de la organización, sólo puede tomar en cuenta estudios publicados.
¿Habría sido distinto el informe de la IARC sobre el glifosato si los datos faltantes hubieran sido incluidos? En su artículo, Kelland dice que en su testimonio Aaron Blair respondió “correcto” y cita “documentos judiciales” que ella dice haber podido consultar. Sin embargo, su artículo no aclara que, si bien el informe de la IARC habría sido diferente, la diferencia no hubiera sido suficiente para cambiar la clasificación del glifosato. Además, los documentos en cuestión no habían sido presentados ante la corte cuando ella escribió su nota, de manera que no estaban públicamente disponibles como para que los consultara. De manera que su fuente tiene que haber sido Monsanto, lo que ahora se confirma con estas nuevas revelaciones.
El kit enviado por Monsanto remarca en negrita algunas oraciones cuidadosamente seleccionadas, extraídas de la declaración de 300 páginas de Blair. “Mira el testimonio de Blair, p. 172 y p. 178”, dice el documento, que también incluye una línea de tiempo, puntos clave y una cita exclusiva de Scott Partridge, vicepresidente de la empresa.
Lo que Sam Murphey evita cuidadosamente decirle a Kelland es que otros extractos del testimonio de Aaron Blair muestran que también estuvo asociado con otro estudio, desfavorable al glifosato y todavía sin publicar y que éste, tanto como el del AHS, tampoco fue tomado en cuenta por la IARC.
La IARC, conmocionada por el artículo de Reuters, defendió la integridad de su enfoque científico. Sus reglas, explicó la agencia, exigen que no se tomen en cuenta resultados no publicados, “sean los del AHS o los de cualquier otro estudio”. Sus grupos de expertxs basan su trabajo exclusivamente en estudios publicados, la mayoría de los cuales aparecen en revistas científicas y por lo tanto han atravesado el filtro de la revisión entre pares.
La actualización del AHS se publicó finalmente en noviembre de 2017.
Luego de la reciente revelación de esta correspondencia entre el lobista y Kelland, Christopher Wild, quien por entonces era director de la IARC, reaccionó en Twitter el 28 de enero de 2019. Señalando que la periodista había ganado un premio por su artículo “engañoso”, el investigador se preguntó si se lo retirarían.
Pero en respuesta a las preguntas de Le Monde, Reuters dijo que estaba “convencido de que el artículo constituye una representación completa, justa y precisa de los hechos, incluyendo los créditos de los documentos legales citados”.